JULIO MIRAVALLS
La deriva del periodismo, acogotado por los políticos que pretenden controlarlo o quitarlo de circulación, no es un problema específicamente español. Le acaba de pasar al Washington Post, cuyo propietario, Jeff Bezos (dueño de Amazon y la espacial Blue Origin), se ha visto pillado en una ratonera por las elecciones presidenciales del próximo martes.
Bezos tuvo bronca con Donald Trump como presidente, por las cosas que publicaba su periódico, con efectos en sus negocios. Fue una persecución ad hominem. Y Trump se lo devolvió atizándole lo que pudo. El prestigio del periódico se resintió.
Ahora, Bezos ha querido parecer imparcial, evitando que el Post hiciera público su apoyo a la candidata Kamala Harris. Si gana Trump sus negocios pueden perder mucho. La consecuencia es que ha tenido una revuelta en la redacción y se le han borrado 200.000 suscriptores digitales.
“Hemos endosado a candidatos de ambos partidos a lo largo de los años”, alega Bezos, argumentando que esta vez no tocaba. Mal negocio en la América superpolarizada. ¡Pero ya querría cualquier periódico español acercarse al menos a esos 200.000 suscriptores!